Si vamos de compras por la calle Gran Vía de Madrid, encontraremos innumerables tiendas de moda. Una de ellas, bien conocida, es C&A. Hablamos de la ubicada en Gran Vía 48, que hace esquina con calle Tudescos.
En mi opinión, los dos principales requisitos que deben cumplir una tienda son los siguientes:
- Que te “invite” a entrar.
- Que, en efecto, entres y compres sin recordar nada especial. Eso significará que todo estaba correcto, porque todos sabemos que se nos quedan más grabadas las experiencias negativas. Si además recuerdas algún detalle especialmente positivo, miel sobre hojuelas.
Pues bien, la tienda visitada cumple perfectamente estos objetivos. La esquina donde se ubica es bien visible. Especialmente si caminas en dirección Plaza de España, la generosa entrada casi te absorbe para que entres. Junto a ella, por si tenías tentación de pasar de largo, una pantalla gigante te atrae la atención con cuidados anuncios. Es evidente que no te da tiempo a mirar atentamente las imágenes, pero consigue el efecto de atraerte hacia la puerta. Un rótulo deslizante en las fachadas de las dos calles ayuda a que tu mirada se dirija hacia la tienda, y podrás ver su interior a través de la propia puerta o de los escaparates. En ese momento se puede decir que mentalmente ya estás en el interior.
La transición del exterior al interior es tan natural que te encuentras cómodo desde el principio. Los dependientes son atentos sin atosigar. La planta baja está dedicada a ropa femenina. Una vez has echado un vistazo a esta planta, la disposición de las escaleras te empuja a subir a la primera planta. Actualmente está dedicada a ropa femenina también, al contrario de lo que ocurría hace un tiempo que alojaba la ropa masculina.
Los precios “señuelo” están muy claros en las bandejas de ofertas. Sin embargo, cuando te acercas ya ves que va precedido por la palabra “desde”: punto negativo en mi opinión, aunque no dramático. Porque también es cierto que para cierto perfil de compradores, tal vez incentive que mire detalladamente todo el género obligado por comprobar los precios.
Si buscabas ropa de hombre tendrás que bajar a la planta sótano. Aquí puse a prueba el comportamiento y la paciencia de los dependientes con la “prueba de la camisa negra”. En cuanto me vieron un poco indeciso, una dependienta se acercó a preguntarme si necesitaba ayuda. Me enseñó algunas, pero también me informó sobre otros modelos, colores y posibilidades. Se podría decir que me dio un intensivo de tendencias en 60 segundos. Excelente trabajo. No citaré el nombre, pero sí que era de Sanlúcar de Barrameda y que llevaba 2 años en Madrid. Hasta ese interrogatorio sobre su vida privada fue llevado por ella con profesionalidad y buen talante. Rebuscó más modelos de camisas negras de unos restos de serie, con unos precios más ajustados a mis expectativas. La desplegó y me acompañó a los probadores. Mientras me probaba, volvió a su puesto y continuó su trabajo con diligencia. Un pequeño inconveniente para mi al salir del probador, ya que tardé unos segundos en localizarla de nuevo. Finalmente volvió a plegar la camisa como si fuera de fábrica y me acompañó a caja, dándome indicaciones de cómo pagar e indicaciones a la cajera de lo que debía cobrar. Sencillamente sobresaliente.
Sobre los probadores nada reseñable, lo cual también debe ser considerado positivo: iluminación correcta, tamaño adecuado y funcionamiento sencillo.
Un punto singular al volver a planta baja: una puerta en medio de los percheros de una pared. Parecía ser una de las puertas del Ministerio del Tiempo. Por un momento tuve la tentación de abrirla a ver si me transfería a la Edad Media o al Renacimiento español. Estaría bien que la camuflaran un poco, tal vez con algún revestimiento adecuado.
Sobre el resto de detalles, estaba todo en “su sitio”: la información sobre formas de pago, horarios, ofertas,…todo lo encuentras donde esperas. La música es una cuidadosa selección de “easy listening”, que otros llaman música de hotel. Tranquila y a un volumen adecuado, ayudando a crear un clima de tranquilidad para que te quedes todo el tiempo que quieras.
C&A Gran Vía esquina Tudescos
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