Hablar de la India es hablar de cifras que parecen exageradas. El número de habitantes es tan elevado y tan diverso, que es muy difícil que no haya un nicho para casi cualquier producto.
Hagamos en primer lugar un retrato del país. Su superficie es de 3.287.263 km2. Su población supera los 1.250 millones de habitantes, de los cuales el 72% son indoarios y el 25% dravidianos. La población urbana asciende al 32%. Nueva Delhi tiene algo menos de 22 millones de habitantes, Bombay unos 21 millones, Calcuta tiene casi 15 millones y Madrás 9 millones. Estas ciudades suman unos 67 millones de personas.
La población India es bastante joven: el 29% tiene menos de 14 años y sólo un 5% más de 65 años. Entre ambas edades señaladas encontramos el 66% de la población. La población crece a un ritmo del 1,2%.
Domina la religión hinduista, con un 80,5%. Los musulmanes son el 13,4%, mientras que los cristianos representan un 2,3% y los sijs el 1,9%. El restante 1,8% se reparte entre otros grupos religiosos.
Una barrera que se puede encontrar quien piense en exportar a India es el idioma. Es verdad que el inglés es lengua oficial y es hablado por gran parte de la población. Sin embargo, el idioma materno del 41% de la población es el hindi, existiendo otras 14 lenguas oficiales. Los indios usan el inglés correctamente, pero su propia cultura hace que la comunicación frecuentemente sea ambigua y hay que extremar las precauciones para que las “reglas del juego” queden bien establecidas.
Otro problema que encontraremos es la existencia de 29 estados, cada uno con sus respectivas legislaciones, sus singularidades y lo que es más grave, con sus costumbres muy diferenciadas. Antes de entrar en India es preciso tener bien claro a que estado nos conviene dirigirnos.
Los principales recursos naturales son el carbón, el hierro, el manganeso, la bauxita, el titanio, el cromo y gas natural.
Algunos datos para ubicar el bienestar social en India: se encuentra en el puesto 135 en el Índice de Desarollo Humano, sobre un total de 187 evaluados en este índice. El gasto público en salud representa el 1,3%, en educación el 3,4%, y el índice Gini de desigualdad es 0,339.
Los indicadores económicos muestras un nivel de desarrollo bajo pero con un crecimiento muy notable. La renta per cápita es de 1.499 dólares. El PIB corriente total es de 1.872.300 millones de dólares, de los cuales del 59,9% corresponden al sector servicios, el 26,1% a la industria y el 13,9% a la agricultura. La estructura de la demanda con relación al PIB arroja un 60% para el consumo privado. Las importaciones de bienes y servicios ascienden al 31,3%. La población activa (mayor de 15 años) es del 56%, con una tasa de desempleo de solo el 3,4%. El IPC 2013 a 2014 fue del 8,31%.
La presión fiscal para empresas es bastante elevada: el 33,99% para las empresas domésticas y el 43,26% para empresas extranjeras.
La dependencia energética es muy elevada, del 87,9% en 2009.
En cuanto a telecomunicaciones, por cada 1000 habitantes, 710 tienen teléfono móvil, y 151 son usuarios de internet.
Pasando a las posibilidades de comercio con India, en primer lugar conviene señalar que las tasas arancelarias son elevadas (frecuentemente superiores al 30%) y penalizarán los precios que se pueden ofrecer al consumidor. En cambio, hay un acuerdo para la Protección y Promoción Recíproca de las Inversiones, por lo que merece la pena estudiar la posibilidad de producir localmente. El principal exportador es China, por razones evidentes: precio y proximidad pesan a su favor.
La cuota española es realmente baja como se ve en el gráfico, del 0,4%, y está encabezado por las máquinas y aparatos eléctricos.
Una vez dibujado el escenario en el que nos movemos, hablemos de las oportunidades del mercado indio. Existe una clase media de unos 300 millones de habitantes interesados en bienes de consumo duraderos, y cuyos hábitos de compra se van occidentalizando.
La fuerte industria de la automoción y componentes requiere máquinas herramientas que son importadas en gran medida.
El sector farmaceútico y la biotecnología presentan grandes perspectivas de crecimiento y ofrecen grandes oportunidades para la inversión extranjera. Igual se puede decir sobre la industria militar.
El sector financiero está muy regulado, pero se prevén prontas medidas de liberalización. Este proceso se ha iniciado en el subsector de seguros. Es un momento muy apropiado para tomar posiciones en el mercado indio, a la espera de que la legislación desarrolle esta liberalización.
Las inversiones previstas en infraestructuras de transporte, energía y agua, son muy elevadas, por encima del trillón de dólares para el período 2012-2017. Tal vez merezca la pena esperar a las inversiones establecidas en el próximo plan quiquenal.
Un aspecto escasamente desarrollado es el procesado de alimentos, dando lugar a unas elevadas pérdidas post-cosecha de hasta el 40%. Este sector ofrece buenas oportunidades de inversión a empresas que cuenten con el know-how y quieran aprovechar estos excedentes de producción tanto para el mercado interior como para el exterior.
El sector turístico tiene un escaso desarrollo y ofrece buenas oportunidades, particularmente en plazas hoteleras que presenta un déficit de 156.000 plazas. Finalmente, señalaremos el sector sanitario, cuya demanda interna está creciendo notablemente.
Finalmente hay que hacer una reseña el cambio de divisa. Durante los últimos años, el euro ha ganado fuerza frente a la rupia. Sin embargo, parece que ha entrado en un período de corrección que introduce gran incertidumbre en las relaciones comerciales. Se hace preciso pactar períodos de pago lo más cortos posibles y, en cualquier caso, asegurar las operaciones con los oportunos seguros de cambio.
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