Todo inicio comienza con un fin. Un fin entendido como un propósito, un desafío, un reto, un objetivo pero también lo es por el fin de algo. Queremos que te sumes a la aventura y el reto que proponemos. Poco a poco iremos dando más información de este proyecto y clarificando las propuestas que de él puedan ir surgiendo. Todo comienzo se da con un paso en aras de una misión, de una visión de una situación ideal que se aspira a alcanzar. Es el punto de partida de todo proyecto (personal, profesional o empresarial) y ello requiere el establecimiento de un fin deseable.
Todo inicio es un fin y para motivarnos en este inicio vamos a emplear la emotiva carta de despedida que Oliver Sacks, autor de obras tan reconocidas como "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero" o "Un antropólogo en Marte" ha dedicado a los lectores del New York Times anunciado que padece un cáncer terminal que le augura pocos meses de vida. Como decimos, todo inicio es un fin y el fin ofrece la claridad de una filosofía y actitud vital. Por ello, reproducimos el contenido de esa carta que esperamos os sea igual de inspiradora que lo ha sido para nosotros y que ha aparecido publicada hoy en La Vanguardia bajo el título "La emotiva despedida de Oliver Sacks"
Foto perfil Twitter Oliver Sacks @OliverSacks |
Hace un mes, sentí que estaba en buen estado de salud, incluso que tenía una salud robusta. Con 81 años, todavía nado un kilómetro y medio al día. Pero mi suerte se ha agotado. Hace unas semanas me enteré de que tengo múltiples metástasis en el hígado. Hace nueve me diagnosticaron un tumor poco frecuente del ojo, un melanoma ocular. Aunque la radiación y el láser para extirparlo finalmente me dejaron ciego de ese ojo, sólo en casos muy raros tales tumores hacen metástasis. Yo estoy entre el 2% de los desafortunados.
Me siento agradecido de que se me hayan concedido nueve años de buena salud y productividad desde el diagnóstico original, pero ahora me enfrento con la muerte. El cáncer ocupa la tercera parte de mi hígado, y aunque su avance puede ser más lento, este tipo de cáncer no se puede detener.
Depende de mí ahora elegir cómo vivir los meses que me quedan. Tengo que vivir de la manera más rica, más profunda, más productiva que pueda. En ello me siento alentado por las palabras de uno de mis filósofos favoritos, David Hume, quien, al enterarse de que estaba enfermo de muerte a los 65 años, escribió una autobiografía corta en un sólo día de abril de 1776. Él lo tituló "My own life".
"Ahora espero una disolución rápida"-escribió-. "He sufrido muy poco dolor en mi desorden, y lo que es más extraño, a pesar de la decadencia de mi persona, nunca sufrí ni por un momento un abatimiento de mi espíritu. Poseo el mismo ardor que nunca en el estudio, y la misma alegría en compañía".
He tenido la suerte de vivir más de 80 años, y los 15 años de más de las tres veintenas de Hume han sido igualmente ricos en trabajo y amor. En ese tiempo, he publicado cinco libros y he completado una autobiografía que se publicará esta primavera; tengo varios otros libros casi terminados.
Hume continuó "Yo soy... un hombre de disposiciones leves, de mando, de genio, de un humor abierto, social y alegre, capaz de unirse, pero poco susceptible de enemistad y de gran moderación en todas mis pasiones".
Aquí me aparto de Hume. Aunque he disfrutado de relaciones amorosas y de amistad y no tengo enemistades reales, no puedo decir que soy un hombre de disposiciones leves. Por el contrario, soy un hombre de carácter vehemente, con entusiasmos violentos, y de falta de moderación extrema en todas mis pasiones.
Y, sin embargo, una línea de ensayo de Hume me parece especialmente cierto "Es difícil"- escribió-"estar más desconectado de la vida de lo que lo estoy en la actualidad".
En los últimos días, he sido capaz de ver mi vida desde una gran altitud, como una especie de paisaje, y con un profundo sentido de la conexión de todas sus partes. Esto no significa que estoy acabado con la vida.
Por el contrario, me siento intensamente vivo, y quiero y espero que en el tiempo que da pueda profundizar mis amistades para decir adiós a los que amo, escribir más, viajar si tengo la fuerza, alcanzar nuevos niveles de comprensión y perspicacia.
Esto implicará audacia, claridad y hablar claro; tratar de enderezar mis cuentas con el mundo. Pero ya habrá tiempo, también para la diversión (e incluso para algunas tonterías también).
No hay tiempo para nada inesencial. Debo concentrarme en mí, mi trabajo y mis amigos. Dejaré de mirar "NewsHour" todas las noches. Dejaré de prestar atención a la política o las discusiones sobre el calentamiento global.
No es indiferencia pero sí desprendimiento; todavía me preocupo profundamente por el Oriente Medio, sobre el calentamiento global, sobre el crecimiento de la desigualdad, pero esos ya no son mis asuntos; que pertenecen al futuro. Me alegro cuando me encuentro con jóvenes superdotados -incluso con el que con una biopsia diagnosticó mi metástasis-. Siento que el futuro está en buenas manos.
He sido cada vez más consciente, durante los últimos 10 años, más o menos, de las muertes de mis contemporáneos. Mi generación se está marchando, y en cada muerte me he sentido como un desprendimiento de placenta, un arrancamiento de una parte de mí mismo. No habrá nadie como nosotros cuando nos hayamos ido, pero tampoco habrá nadie como cualquier otra persona, nunca.
Cuando las personas mueren, no pueden ser reemplazados. Dejan agujeros que no se pueden llenar, porque es el destino de todo ser humano es ser un individuo único, para encontrar su propio camino, vivir su propia vida y morir su propia muerte.
No puedo pretender no tener miedo. Pero mi sensación predominante es de gratitud. He amado y he sido amado; se me ha dado mucho y me ha dado algo a cambio; he leído y viajado y pensado y escrito. He tenido una relación sexual con el mundo, el coito especial de escritores y lectores.
Por encima de todo, he sido un ser sensible, un animal de pensar, en este hermoso planeta, y que en sí ha sido un enorme privilegio y aventura.
Texto extraído de La Vanguardia "La emotiva despedida de Oliver Sacks" edición digital 19 de febrero de 2015 (enlace).
Una vez leído esta preciosa carta de despedida de Oliver Sacks nos gustaría que participaras dejándonos en los comentarios tus aportaciones. ¿Cuál es el texto, vídeo, canción que definiría tu filosofía de vida? ¿Qué te aporta? ¿Cómo crees que puede ser útil para convertirse en fuente de inspiración a la hora de iniciar un proyecto? Si es posible deja un enlace en el que podamos visualizar ese contenido.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMientras leía la emotiva carta de Oliver Sacks recordé un video que vi hace ya tiempo, de Stephen Covey, sobre las prioridades en la vida y los factores que nos hacen desviarnos u olvidarnos de ellas. Una reflexión tan evidente, tan lógica, que cuando emerge en una conversación todo el mundo está de acuerdo y que olvidamos tan fácilmente.
ResponderEliminarRecordemos priorizar lo primero.
Os dejo el enlace para que lo disfrutéis. Espero que os guste
http://youtu.be/Bt1aRrBygyc